16/8/18

Salir de tu zona de confort.


De entre las cínicas y repulsivas expresiones metafóricas que el chantajismo filisteo suele exprimir con estreñimiento facial que, sonriente o no, constituye un síntoma claro de que está perpetrando alguno de sus timos más rentables, sobresale la referencia indirectamente negativa a todas esas comodidades que en su caso persigue con avaricioso denuedo y que denuncia con culpabilidad codiciosa en el de los demás. La que nos ocupa sintetiza mejor que muchas otras la condescendencia desvergonzada con que se aplica a enmascarar su virtuosa grosería. Como detesta cualquier rincón de intimidad que no pueda pisotear, en lugar de juzgarlo, se limita a menospreciarlo sumariamente. Como tampoco ha acabado de librarse de la escoria moralista que sigue coloreando su ética de mercadeo, confunde adrede el esfuerzo y la austeridad con la diversión y el derroche. Empeñada en trucar los puntos cardinales que aún puedan resistir el asedio magnético de sus experimentos transhumanos, no deja de provocar que las virtudes salgan al descampado donde pueda forzar, a gusto, su voluntad. Bajo la artera hipocresía desnuda la prudencia y, tras la justicia, manosea su tiránico beneficio. Prostituye la fortaleza por la vanidosa contumacia y, según el capricho disipado, amordaza la templanza. Sub angelo lucis.

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