A Samuel Johnson se
le atribuye la quirúrgica sentencia de que el patriotismo es el último recurso de un canalla. ¿Cómo definió a este tipo el lexicógrafo ilustrado? Bajo la apariencia de amor a
su país, perturba como un faccioso el gobierno. Pues eso. La fidelidad creativa
es el patriotismo de los eclesiásticos alienados y tiránicos. Su último
refugio. Como odian la fe tanto más que la creatividad, puesto que ofrecen
púdica resistencia a sus patéticos deseos más torpes, las manosean en público con
supurante cursilería, calificada ahora de “experiencia espiritual de calidad”. Repase
el amable lector los tradicionales cinco mandamientos de la Iglesia y comprobará
que a sólo uno no añaden ninguna exégesis creativa. Según su criterio, no cabe descartar, sino al
contrario, que quien asiste a misa regularmente, confiesa y comulga, ayuna y se
abstiene es seguramente un hipócrita rigorista y supersticioso que,
atiborrándose de mariscadas, aleja e impide el paso a quienes, de verdad, con
un corazón contrito y bien discernido, podrían salvar su alma cumpliendo con
ellos, pobres, el único mandato necesario: aliviarles en sus necesidades
(fisiológicas). El dinero, sin padre ni madre, sin familia, purifica del todo
la conciencia del administrador astuto y creativo. Scoundrels!
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