12/3/19

Implementar alternativas.


Caracteriza la jerga filistea la exhibicionista tendencia a la paráfrasis, no para aclarar o ilustrar los conceptos que expone, sino para rodearlos de una aureola de divina y novedosa eficacia. Más que nombrar la nada, se propone, con espeluznante éxito, corroer cualquier atisbo de significación. Mecaniza con aparente asepsia su léxico y su gramática. Deja así expedito el camino para que el principio de no no contradicción pueda operar con funesta y estúpida precisión. Analicemos la fórmula que expresa que se han tomado medidas destinadas a aniquilar toda resistencia no a las novedades sino a la novedad como proceso constante e indiscutible. Como ha adoptado un relativismo prudencial, el filisteo no aspira a implantar doctrinas o instituciones. Se conforma con suplantar las existentes. Es decir, no las suprime; las diluye. Por ello, implementa. Ejecuta meras posibilidades que neutralizan y desestabilizan el contacto entre las palabras y las cosas, entre el ser y su representación. Allí donde apenas se rozaban las infecta de arbitrariedad. No se opone a ellas. Simplemente las confunde. Multiplica, indiferentes, sus opciones. No obra; opera. Un acto fija, con un límite, su principio y su fin. Una alternativa especula, con su valor, el precio de su aplicación.

2 comentarios:

  1. Los genios filisteos (gramaticidas) menean su mano vaciando todo concepto de contenido, queriendo rescatar la forma pura. Creen poseer la partícula de dios.

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    1. La pureza es un concepto que les es ajeno. Más bien manosean la forma para comprobar su valor como moneda divina...

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