Este
lugar común refleja de maravilla la estúpida idiosincrasia, por insaciablemente
perversa, de quienes lo repiten con cínica pachorra despectiva. En efecto, a la
gente lo que parecería importarle de verdad es su pequeño tesorito, llámese
hipoteca, segunda vivienda, luna de miel en Tailandia o coche de alta gama. Es
una letrilla muy conocida, clavada hasta el tuétano de nuestra alma: Ande yo
caliente y ríase la gente. El político español debe darle la vuelta al dicho:
sólo podrá reír si la gente anda entrampándose con sus compras. Nuestro
capitalismo de Estado practica así con virtuosismo arrabalero la técnica de
lavado de dinero de cualquier tapadera. Como dirían los enterados, es economía
de escala. En lugar de hacer aflorar el dinero de la prostitución o del
trapicheo de drogas, se licita obra pública o se destinan fondos europeos a
potenciar equipamientos para envasar leche de cabras o para manipular morcillas.
La gente se indigna y clama profética se supone que hasta no volver a tener
asegurada su tajada. He aquí la verdad de lo que importa a la gente: vivir
engañada a su propia conveniencia. Estafada en su falsedad, hierve indignada e
impotente, maleducada y enferma.
Feliz día de la Ascensión. Esperemos el fin del duelo inacabable.
ResponderEliminar"Lo que de verdad importa a la gente" y ser siempre positivo:
"El mensaje cristiano ha de transmitirse como lo que es: un sí inmenso al hombre, a la mujer, a la vida, a la libertad, a la paz, al desarrollo, a la solidaridad, a las virtudes... Para transmitirla adecuadamente los demás, antes hay que entender y experimentar la fe de ese modo positivo."
Es cierto. No cabe esperar ya a los cosacos, sino sólo al Espíritu Santo, es decir, el fin del duelo, la alegría recobrada, la nueva Ascensión.
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