Como
con cualquier causa digna, tras haberla magreado con salaz publicidad, el neofilisteísmo
ha acabado prostituyendo en su burdeles más sórdidos y rentables el pacifismo.
A fin de cuentas, su función de proxeneta global no deja de ser una de las terminales
oscuras, tal un agujero negro, de la macrogalaxia capitalista, liberal o
socialista, que adopta, tortura y modifica cualquier eslogan camp que aparente amenazarlo. Proactivo,
con una aterradora precisión, está obligado a cumplir con su lugar común de
convertir los retos en oportunidades de negocio. Obsérvese cómo ha logrado
mantener su sonrisa brutal acelerando y recortando por sí sola la protesta
original. El primer miembro, ya innecesario, fue amputado en el contenedor de
las orgías pop. El amor libre no duró
ni un asalto al más antiguo de los oficios revolucionarios. ¿De qué sirve hacer cuando lo tienes a mano? Se trata de una cuestión de género. No reprimas tus instintos, derruye las convenciones. Que
quien a yerro muere a hierro mate. Viólese el lenguaje. No hay terrorismo que
no sea heteropatriarcal, genocida y negacionista. Decrétese contra él el estado
de excepción mediante las acciones dialogantes de los conflictos políticos. ¿Guerra cultural? A batallas de amor campo de pluma.
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